jueves, 31 de octubre de 2013

No hay rapiña

Islandia es, definitivamente, un país distinto, un país tal como deberían ser todos. Allí no hay rapiña, tal como sucede, por ejemplo, en los países cálidos. Prueba de ello es que al llegar al apartamento encontramos azúcar, pan de molde, café, mantequilla, etc, que habían dejado los anteriores inquilinos. Nosotros disfrutamos de aquello (por cierto, el café era de la marca Illy y era excelente) y cuando nos marchamos, también dejamos algo para los que llegaran después. En esta cocina hicimos nuestros desayunos antes de salir cada día a recorrer tan maravilloso país.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Calefacción permanente

En las casas de Islandia cada habitación cuenta con uno o varios radiadores de gran tamaño para que el ambiente esté siempre confortable, y esos radiadores están siempre calientes, no sólo durante el día sino también por la noche, y no sólo durante el invierno sino también durante el verano. Cuando yo estuve en Islandia (en el mes de julio) la calefacción de nuestro apartamento estaba siempre caliente, incluso por la noche; claro que la temperatura en ese mes oscilaba entre los 11 y 14ºC durante el día y supongo que algo menos durante la noche. ¡Menudo gasto en calefacción! Pensaríamos en España; pero no, allí la calefacción es muy barata porque calentar el agua es gratis (sale caliente del centro de la tierra y sólo debe gastarse el Estado en llevarla a través de tuberías hasta las ciudades). Por cierto, como el agua caliente (la de la calefacción no se huele, pero la de la ducha sí) sale del centro de la tierra, tiene un ligero olor a azufre, pero te acabas acostumbrando. Por el contrario, el agua fría puedes beberla libremente tal como sale del grifo porque el agua y el aire de Islandia son los más puros y limpios del planeta.

martes, 29 de octubre de 2013

Las ventanas, cuanto más grandes, mejor

Las ventanas de la derecha corresponden al salón y a la pequeña terraza de un bloque de apartamentos en la calle Soleyjargata de Reykjavik en donde monté mi cuartel general durante mi visita a aquél país. Delante un tranquilo jardín y mucha paz, mucho silencio, mucha tranquilidad... y hasta el sol que los días que salía le tomaba tanto gusto a aquello que no se iba ni por la noche. Por eso, porque en Islandia el sol es un lujo que hay que aprovechar, las casas cuentan con enormes ventanas para que entre toda la luz posible y carecen de persianas; a todo lo que llegan es a una tímida cortina o visillo, pero no lo suficientemente tupidos como para impedir que la luz entre en las casas.

lunes, 28 de octubre de 2013

La llave de mi casa al alcance de todos

En Islandia prácticamente no existen delitos. Por ejemplo, cuando yo estuve alojado en un apartamento de este edificio, nada más abrir la puerta había un cajetín –de acceso a todos- en donde se dejaba la llave del apartamento cada vez que salías de él. ¡Menudo chollo para los ladrones en muchos otros países! ¿Te imaginas? ¡Dejar la llave de tu casa a mano de cualquiera que quiera cogerla! Y por supuesto no había rejas, ni alarmas, ni puertas blindadas. Pero... estábamos en Islandia y allí la gente es honrada. A los que vivimos en países cálidos esto suena muy raro, pero es la pura verdad. ¡Por Dios, cómo va a entrar nadie a robar en tu casa! ¡Qué cosas tienes!

domingo, 27 de octubre de 2013

Mi cuartel general

Es inevitable que la simple vista de este letrero me traiga un interminable torrente de buenos recuerdos. Este es el letrero del edificio de apartamentos en donde me alojé durante mi estancia en Reykjavik. Muy cerca del lago Tjornin y del centro neurálgico de la ciudad y al mismo tiempo tranquilo y despejado. Este fue mi cuartel general en aquél inolvidable viaje.

sábado, 26 de octubre de 2013

Un nuevo punto de vista

Gracias a Google Earth es posible contemplar aquellos lugares que hemos visitado desde otro punto de vista, por ejemplo... ¡desde el aire! Así es como se ve desde nuestros satélites, la península de Seltjarnarnes en Reykjavik. Ni siquiera en esta ciudad, la capital de Islandia y la más poblada del país, es posible encontrar la más mínima brizna de estrés. Por eso ya lo he dicho en otras ocasiones, para definir lo que es Islandia sólo hacen falta tres letras: “Paz”.

viernes, 25 de octubre de 2013

Mens sana in corpore sano

Aprovechando que aquél centro deportivo tenía todo tipo de aparatos para hacer gimnasia, mi amigo quiso enseñarme alguno de ellos como este en el que aguanto la vibración que recorre todo el cuerpo. 
Claro que no es necesario subir a este aparato para sentir esa vibración y cosquilleo por todo el cuerpo; sólo es necesario ir a Islandia y contemplar su paisaje.

jueves, 24 de octubre de 2013

Una charla animada en la piscina

Cerca de la iglesia, en el mismo barrio de Seltjarnarnes se encontraba un centro polideportivo en donde su principal atracción eran estas piscinas con agua caliente natural (el agua en Islandia no hay que calentarla, sale ya calentita del centro de la tierra) y de distintos tamaños según apeteciese nadar, divertirse o simplemente sentarse (dentro del agua) a charlar con los amigos. Si en España vamos al bar, en Islandia se va a la piscina. Y eso sí, que no se me olvide decirlo: a unos precios muy económicos que, en algunos casos apenas si alcanzaba los tres euros.

miércoles, 23 de octubre de 2013

El tiempo

Siempre que hablo del viento permanente que hay en Islandia y de lo rápido que cambia el tiempo, parece que exagero. Sin embargo, una buena prueba de ello la constituye el tiempo –unos minutos- que dedicamos a ver esta iglesia moderna situada en el barrio de Seltjarnarnes, en Reykjavik, y hacernos allí unas cuantas fotos. Pues bien, en ese lapso de tiempo lo único que permaneció fue el viento, porque estuvo nublado e hizo frío, salió el sol e hizo calor, volvió a nublarse, volvió a salir el sol... y así no sé cuántas veces.

También puede apreciarse en esta foto lo acertado del mote que me puso mi amigo islandés: “Pelos de susto”. Está claro que el viento se divertía jugando con mis cuatro pelos.

martes, 22 de octubre de 2013

Un país moderno

En Islandia hay muy pocos monumentos antiguos ya que su historia es más reciente que la de la vieja Europa. 
Esta iglesia del barrio de Seltjarnarnes, de Reykjavik, puede reflejar perfectamente el gusto de los islandeses por el arte moderno, no sólo en cuanto a arquitectura se refiere, sino también en pintura, escultura, etc. 
Como tal país moderno que es, la expresión de su arte refleja igualmente la vanguardia.

lunes, 21 de octubre de 2013

Primera panorámica

Como nuestro primer recorrido desde el aeropuerto nos llevó al moderno y elegante barrio de Seltjarnarnes, el primer monumento que vimos fue esta iglesia moderna que se alzaba allí, en un descampado desde donde se divisaba gran parte de este barrio.

domingo, 20 de octubre de 2013

Aire

Pero si los pies estaban ya en tierra islandesa, el resto del cuerpo y sobre todo la cabeza estaba en el aire, en ese aire puro, transparente, frío y... en continuo movimiento. Se puede apreciar por el movimiento de las nubes. Y es difícil predecir el tiempo que va a hacer... o mejor dicho, es fácil predecirlo: habrá fuerte viento todos los días, temperatura fresca (entre 11ºC y 14ªC en el mes de julio), sol a ratos, nublado con frecuencia, lluvia de distintas clases y a distintos intervalos y horarios durante el día... y todo así seguido, sucediéndose uno tras otro a lo largo del día, a lo largo de los sucesivos días. En Islandia no hace “tal” tiempo cada día, sino que hace “todos los tiempos posibles” cada uno de los días y varias veces al día.

Era nuestro primero contacto con Islandia y procurábamos sujetar la capucha en la cabeza... pero cuando ya lo estabas consiguiendo, salía el sol y el calor te obligaba a quitarte el chubasquero.

sábado, 19 de octubre de 2013

Pie a tierra

Hasta aquél momento había pisado suelo islandés pero era el suelo de las salas del aeropuerto, de las calles, de la casa de mis amigos. No había experimentado aún la sensación de pisar “tierra” pero eso llegó pronto. En cuanto hubimos desayunado, salimos a ver la ciudad y hacer nuestra primera parada en una zona alta del barrio de Seltjarnarnes. Allí bajamos del coche y “pisamos tierra”. “Ahora sí que estoy en Islandia”, pensé.

viernes, 18 de octubre de 2013

Huevos de camuflaje

El desayuno que nos ofrecieron fue muy abundante y variado, con alimentos típicos de Islandia. Entre ellos destacaban estos huevos, de pájaros (quizás charranes) que anidan en los acantilados y que son muy apreciados. Parecen huevos de “camuflaje” y no hay dos que tengan las mismas manchas. Son de gran tamaño, como dos o tres veces uno de gallina, y su yema es de un amarillo potente. Pero más allá de su “diferente” aspecto en comparación con los de gallina, su sabor, aunque más fuerte, es agradable. Según dice, dan muchas más calorías –en comparación con los de gallina- lo cual es necesario para combatir el frío. Con unos huevos de gallina, hubiéramos tiritado.

Aquél desayuno fue una bendición que nos despejó y nos reanimó para afrontar el día, un día cargado de nuevas experiencias.

jueves, 17 de octubre de 2013

Amigos en Islandia

Cuando llegamos a Islandia allí estaban esperándonos nuestros amigos islandeses. Nada más abrirse las puertas de la terminal que daban acceso al exterior, sentí el frío del aire que inmediatamente despejó los últimos rastros de somnolencia que traía del largo trayecto desde Madrid con escala en París. Mí amigo me acompañó a recoger el coche de alquiler y nos dividimos en dos coches, el que acaba de coger y el suyo, para ir a su casa. Como buenos anfitriones, lo primero que querían hacer era brindarnos un buen desayuno.
Pude comprobar por mí mismo, nada más llegar, que la mayoría de los coches era todo-terreno y no por capricho como en España sino por verdadera necesidad ya que muchas de las carreteras y caminos son de tierra. En Islandia, por ejemplo, no existen trenes ni tranvías ni nada que vaya sobre raíles... descarrilarían al ser tan frecuentes los pequeños movimientos sísmicos y sobre todo las heladas, que la vigilancia y mantenimiento de tales líneas férreas sería una labor titánica. De las carreteras, otro tanto. Hay una carretera principal que circunda toda la isla y después algunas secundarias, pero lo que más abunda son las carreteras de tierra. Las duras condiciones climáticas son un enemigo irreconciliable del liso e interminable asfalto de las grandes carreteras.

Por cierto, me fijé que allí los coches llevan la matrícula con dos letras y después tres números. En la foto los he borrado para preservar la intimidad del propietario.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Icelandair

Por fin llegó el momento tanto tiempo esperado y embarcamos en un avión de Icelandair para dejar París rumbo al aeropuerto de Keflavik. Nunca me importó menos el tener que madrugar. Cuando la noche anterior me acosté en mi habitación del Hotel Ibis del aeropuerto lo único que deseaba era que transcurriesen rápido esas pocas horas. Creo que ni siquiera fue necesario el despertador. Aún de noche, cogimos el autobús para la terminal y pronto estuvimos dentro del avión. El más inolvidable viaje de mi vida iba a comenzar.

martes, 15 de octubre de 2013

Prueba de vida

Esta otra imagen de mi colección de postales de Islandia muestra los chorros de vapor que brotan desde el subsuelo y se elevan en impresionantes columnas de humo gritando que la tierra está viva, que es un planeta vivo al que hay que cuidar. No es un fenómeno que pueda verse en un único lugar de esta isla sino que está presente en multitud de lugares. Es un espectáculo inigualable con el que nos obsequia la naturaleza.

lunes, 14 de octubre de 2013

El calor de la Tierra

Una de las imágenes que más llamaron mi atención antes de hacer realidad mi sueño de visitar Islandia fue esta en la que se ve a varios lugareños disfrutando de un cálido baño al aire libre en un día que aparenta ser bastante frío. En ningún otro país del mundo hay tanta afición a los baños en aguas termales al aire libre como en Islandia. Allí proliferan por doquier las piscinas al aire libre en donde puedes sumergirte a temperaturas de 38ºC o más grados centígrados y... charlas. Porque para un islandés la piscina es como para un español el bar. Es el lugar de encuentro y de tertulia habitual. Más agradable, más sano y más natural.

domingo, 13 de octubre de 2013

Bienvenida y advertencia

¿Qué debieron pensar los primeros noruegos que llegaron a Islandia? Algunos, sin duda, arribaron a esta playa en donde gigantescas paredes verticales de roca basáltica les dan la bienvenida y la advertencia de estar pisando una tierra que aún sigue viva.
Hombre y naturaleza pueden convivir en armonía pero esto es algo que nunca o casi nunca se ha logrado. Islandia, no obstante, es una de esas honrosas excepciones.

sábado, 12 de octubre de 2013

Postales para el futuro

El avión me iba a llevar a la isla de mis sueños y allí, mientras esperaba el embarque, miles de imágenes pasaban por mi cabeza. Durante muchos años, durante toda mi vida –al menos desde que yo recuerdo- tuve el sueño de pisar alguna vez tierra islandesa. Es frecuente que la gente guarde postales como recuerdo de los lugares que ha visitado, pero en mi caso fue al revés: guardaba postales de un lugar en el que nunca había estado pero que tenía la esperanza, algún día, de visitar. No era una pues una colección de postales para el recuerdo, sino de postales para el futuro.

De esta forma devoraba con fruición todo tipo de lecturas sobre este país y guardaba folletos y postales –como la que ilustra este post- pensando que algún día aquellas imágenes se harían realidad.

viernes, 11 de octubre de 2013

Hay tanto que ver...

Antes de subir al avión que me llevaría a Islandia me aprovisioné suficientemente de documentación turística: folletos, mapas... y estaba desbordado ante todo lo que se podía ver en esa pequeña y casi desabitada isla.
Extensión: 103.125 km2 (una 5ª parte de España)
Población: 307.672 habitantes
Capital: Reykjavik
Moneda: corona islandesa
PIB per cápita: 37.792 dólares (Nº 1 del mundo)
Idioma oficial: islandés
Religión: luterana
Gobierno: República
Y según el Global Peace Index, el país más pacífico del mundo, seguido por Dinamarca y Noruega.

Estos datos de 2008 daban vueltas por mi cabeza, mezclados con infinidad de imágenes vistas en los folletos y que muy pronto se harían realidad, mientras esperaba en París a que saliese el avión.

jueves, 10 de octubre de 2013

Islandia desde el aire

Así se ve Isandia desde los satélites que circundan la Tierra y cuyas fotografías utiliza Google Earth para componer un detallado mapa de nuestro planeta. Allí aterricé hace unos años y el recuerdo de cuanto viví permanece tan intacto, tan vivo, tan latente... como la propia tierra de este país en el que –al pisarlo- se pueden sentir bajo tus pies los latidos de su corazón.

Rindo homenaje a Google Earth por la posibilidad que nos brinda de “volar” literalmente a cualquier rincón del planeta. En el caso de Islandia, compartiré con vosotros en próximos posts algunas de aquellas imágenes y algunas de aquellas experiencias.

Una mochila de recuedos

Junto a los pies la mochila apenas si contiene cuatro cosas porque su espacio está destinado a ser llenado de recuerdos. 
Es mi bulto de mano en el avión, es el espacio que saldrá de Madrid y dormirá en parís, que saldrá de madrugada hacia Keflavik y recorrerá el sudoeste de Islandia... para finalmente regresar a España empapado de vivencias y recuerdos. 
Un equipaje intangible, un equipaje imperecedero.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Sentados y esperando

Sentados y esperando que llamen para embarcar. Cuántas veces he pasado por esta situación y sin embargo sólo en una de ellas el avión me llevaría volando al reino de mis sueños, a la isla más al norte, al lugar donde la tierra y el fuego se unen, al lugar donde se respira el aire más puro y se bebe el agua más limpia del planeta... Lo soñé tantas veces... que al final –aunque sólo fuera una vez- se hizo realidad. Este fragmento de foto, como cualquier fragmento inconexo de mis sueños, me recuerda que una vez hice el viaje y que ese viaje fue eterno porque nunca dije adiós y se quedó formando para siempre parte inseparable en mis recuerdos.

lunes, 7 de octubre de 2013

El avión no cansa, el aeropuerto sí

Por muy lejos que te vayas, el trayecto en avión no cansa; lo que de verdad cansa son las interminables esperas en los aeropuertos y el constante deambular por sus eternos pasillos. Para colmo no hay vuelos directos directos entre Madrid y Reykjavik por lo que no queda más remedio que hacer una escala en alguna ciudad europea (por ejemplo, París) y posiblemente toque también hacer noche allí hasta que al fin se pueda tomar el avión que te lleve a Islandia.

Hay que armarse de paciencia e ir bien provisto de música y lectura; después, algún café o refresco, te ayudará a soportar las esperas. Sin embargo, el saber que al final se pisará tierra islandesa, compensa todas las incomodidades del viaje.

miércoles, 2 de octubre de 2013

La imagen que nunca quisiera ver

La presente fotografía muestra el momento en que los pasajeros proceden al embarque en el avión en el que dejé Islandia, una escena que nunca más me gustaría ver repetida, pero mi vida (esta que ahora me ha tocado vivir) está anclada en España y no en aquél idílico país.

Pero mi viaje a Islandia fue tan fructífero y alimentó tanto mi vida, mi imaginación y mi cámara de fotos, que sigo mirando de vez en cuando a ese país y compartiendo con vosotros algunas de aquellas imágenes. Prometo alimentar más frecuentemente este blog con imágenes y sensaciones de cuando pisé tierra islandesa. (Continuará...)