jueves, 31 de enero de 2019

Camino de regreso


Una vez finalizadas las Olimpiadas de Invierno nos juntamos otra vez por parejas y emprendimos el camino de regreso hacia el hotel conduciendo las motos de nieve. 
Esta vez, a pesar de lo accidentado del camino en algunos trozos –aunque la mayor parte del camino discurría por terrenos llanos- no hubo ningún incidente, no sé si sería porque ya todos nos habíamos familiarizado con el manejo de las motos o porque el cansancio acumulado no dejaba energía para intentar tonterías…

martes, 29 de enero de 2019

Comida al aire libre


Seguro que muchos de vosotros habéis comido más de una vez al aire libre, y no me refiero sólo a la terraza de un restaurante o cafetería, sino a ese típico pic nic en mitad del campo. Pero igualmente estoy seguro que no habéis comido al aire libre a -20ºC sentados tranquilamente en un banco de madera en mitad del paisaje nevado de Laponia.

Después de tantas pruebas “atléticas” bien que nos habíamos ganado esta comida que nos supo a gloria y nos permitió recuperar fuerzas. Allí al fondo quedaban las tiendas samis y los circuitos por donde habíamos competido. Ahora era el momento de disfrutar de la comida antes de regresar, porque las pocas horas de luz ya se estaban acabando…

domingo, 27 de enero de 2019

El descanso de los atletas


Después de finalizar las pruebas en que habíamos competido, nos sirvieron un reconfortante almuerzo. Fuimos pasando por la caseta restaurante y allí nos dieron la bandeja con alimentos nutritivos, energéticos… y calentitos.

Había –cómo no- carne de reno, una sopa de no sé qué y otras cuantas cosas típicas de la tierra, todas ellas altamente energéticas para poder soportar las gélidas temperaturas, aunque todo hay que decirlo: a pesar de estar a -20ºC no teníamos frío ya que el mono térmico que nos habían dado nos protegía del frío exterior como nunca hubiera imaginado.

viernes, 25 de enero de 2019

Cómo montar una tienda Sami


De todos es conocido cómo son las tiendas de campaña de los Samis por haberlas visto en películas y reportajes, pero lo que muy pocos habrán experimentado es cómo montar una de estas tiendas. ¡Esa era la última prueba! Primero nos explicaron la forma de hacerlo y, por el peso y longitud de los palos que sustentan las pieles que forman la lona de la tienda, esta prueba había que hacerla en equipo y entre nosotros debíamos adjudicarnos cada uno una función específica.

Pero el reto no era montar la tienda sino además hacerlo en el menos tiempo posible, que para eso estaban los jueces ojo avizor con el cronómetro en mano. MI equipo –ya lo he comentado- era el de los vascos, y si un vasco nace donde le da la gana, une quipo de vascos es capaz de montar una tienda Sami más rápidamente que los propios samis.

Y así fue. Apenas hizo falta intercambiar entre nosotros unas pocas instrucciones de lo que debía hacer cada uno, porque la sincronización fue perfecta. Los jueces miraban con asombro cómo cada uno de nosotros sabía lo que tenía que hacer y cómo en un tiempo record levantamos la tienda, proclamándonos campeones de esta prueba y obteniendo la más alta puntuación.

miércoles, 23 de enero de 2019

Quad de nieve


Para llegar al lugar donde se celebraron estas Olimpiadas de Invierno tuvimos que hacerlo conduciendo unas motos de nieve, pero ahora nos esperaba otra sorpresa: conducir Quads de nieve, es decir, unos Quads adaptados para desplazarse por terrenos nevados.

La conducción era similar, pero la velocidad más alta. Además, el recorrido de la prueba tenía baches que –como fueses muy deprisa- te hacían saltar por los aires, y alguna curva cerrada en donde más de uno volcó. Como españoles que éramos, dejamos constancia aquí de nuestra falta total de disciplina y cada uno condujo como le dio la gana, algunos se dedicaban a hacer trombos, otros a derrapar... en fin, que fue bastante caótica esta prueba y no sé cómo puntuaron los jueces. Posiblemente estaban tan cansados que pusieron aquí lo que les dio la gana.

lunes, 21 de enero de 2019

Trineos de perros ¿quién conduce a quién?


La verdad es que nosotros poco teníamos que hacer –salvo mantener el equilibrio en el trineo- porque los perros se conocían perfectamente el recorrido y lo seguían a toda velocidad posiblemente sin hacer ni puñetero caso de nuestras instrucciones y gritos de ánimo. Tan acostumbrados estaban, que no hubo ningún vuelco ni accidente, a pesar que el recorrido tenía desniveles y curvas.

Cuando los perros veían que la meta estaba cerca, ellos mismos se animaban y aceleraban para quitarse cuanto antes de encima a esos pardillos que les habían puesto en el trineo.

sábado, 19 de enero de 2019

En volandas por la nieve


A diferencia de los trineos llevados por renos, los que son llevados por perros alcanzan mucha más velocidad. En concreto, estos que llevábamos estaban tirados por seis perros y en el trineo íbamos dos participantes, uno sentado y otro de pie.

Desplazarse de esta manera por los bosques nevados de Laponia es una de las experiencias más extraordinarias que existen. Aquí ya no importaba tanto ganar la prueba, es decir, recorrer el camino en el menos tiempo posible y sin accidentes, sino el simple hecho de vivir y compartir esa experiencia.

jueves, 17 de enero de 2019

Trineos de perros


Otra de las pruebas de estas Olimpiadas de Invierno, y quizás una de las más bonitas, fue la de competir en carreras de trineos llevados por perros. El objetivo era recorrer una distancia determinada en el menor tiempo posible y –claro está- sin contratiempos. Los jueces, además de enseñarnos las normas, nos explicaron qué aspectos se iban a puntuar.

Y así comenzó aquella carrera de trineos y nos vimos en la tesitura de manejar un espléndido grupo de perros acostumbrados a estas lides.

martes, 15 de enero de 2019

Esquí siamés


¿Alguna vez habéis oído hablar del “esquí siamés”? Bueno, en realidad no sé si se llama así, pero así es como yo lo he bautizado. En esta prueba, que es por parejas, se da un par de esquíes a cada pareja, pero –como podéis ver en la fotografía- los dos esquiadores deben ir como si fuesen hermanos siameses, es decir, sobre los mismos esquíes.

Cada una de las tablas tiene dos enganches para las botas de dos personas; si al intentar avanzar cada uno va a su aire, la caída es inevitable; por eso es necesario ponerse de acuerdo y avanzar siempre acompasados en tiempo y ritmo. Para quien ve esta prueba como espectador, es sin lugar a dudas la más divertida, pero para quien compite en ella es la más difícil. Resulta grotesco ver los torpes movimientos y los esfuerzos de los esquiadores, no ya para avanzar, sino para mantener el equilibrio.

Esta prueba tiene no obstante, una importante enseñanza: la necesidad de poner el interés común por encima del interés propio, la necesidad de lograr acuerdos y trabajar como un único equipo. Aunque no lo sospechasen sus organizadores no en aquél momento nos diésemos cuenta, esta enseñanza quedó grabada como una impronta en la memoria genética de todos los que participamos en estas Olimpiadas de Invierno.

domingo, 13 de enero de 2019

Deportes de invierno


Hay que señalar que de todas las pruebas que pasamos, la de conducir un trineo tirado por renos fue la más descansada y relajante (en la imagen, un momento de aquella competición). Hubo muchas otras `pruebas como carreras de obstáculos en donde debíamos trepar por una red, subir a un tejado, bajar desde allí sobre un pequeño trineo de plástico que protegiese nuestro culo, correr a toda velocidad por un terreno irregular y nevado en donde los pies se hundían hasta la rodilla en algunos lugares, etc.

Todos los miembros de cada equipo participábamos, y cada uno de nosotros iba sumando puntos para su equipo, porque en aquella original e inolvidable Convención, lo importante era el equipo y los premios no eran para los individuos sino para el equipo.

viernes, 11 de enero de 2019

Autoescuela de conductor de renos


Para sacarse el carnet de conducir trineos tirados por renos hay que estudiar en su hábitat, Laponia, para conocer sus costumbres y la mejor forma de llevarlos. Esa fue una de las primeras enseñanzas que nos dieron al comienzo de estos peculiares Juegos Olímpicos de Invierno. De hecho, la primera prueba que hicimos fue la de capturar renos con un lazo (tal como hacen los vaqueros en el Oeste pero en este caso con renos en vez de reses). No obstante, como éramos principiantes, en vez de ponernos frente a una manada de renos auténticos, nos pusieron delante un reno de madera, y así aprendimos sin ningún riesgo, cómo tirar el lazo para atrapar a los renos. Cada una de estas pruebas era examinada por los jueces que iban anotando las puntuaciones correspondientes.

Ya familiarizados con los renos (aunque fuesen los de madera) nos tocó tocar a los renos de verdad, y allí nos esperaban uncidos a los trineos para darnos un paseo por los bosques helados. Después del viaje en moto de nieve hasta este lugar, fue relajante pasear en un trineo tirado por renos como si fuésemos Papá Noel.

Como recuerdo de aquella experiencia, además de la puntuación conseguida en virtud de nuestras habilidades como conductores de trineos, nos dieron un “Carnet de conducción de renos”.

miércoles, 9 de enero de 2019

El ritual


Cruzar el círculo polar Ártico por primera vez tiene una significación especial y como tal, dispone de su propia liturgia, en este caso, la tradición Sami. Al llegar al campamento y dejar aparcadas las motos de nieve, cada equipo se metió en una tienda para realizar el rito de iniciación a ese nuevo mundo que se abre por encima del círculo polar Ártico. Nos recibió un sami ataviado con su traje típico y, por uno de los guías que nos acompañaba y que hacía en este caso las veces de intérprete, nos fuimos enterando de lo que hacía y decía. En principio, lo mejor de todo era que allí dentro de la tienda, estaba encendido el fuego de una hoguera y su calor reconfortante era muy de agradecer.

El maestro de ceremonias hundió sus dedos en la ceniza de la hoguera y nos hizo un símbolo en la frente a cada uno, mientras pronunciaba unas palabras. Después, para sorpresa de todos, sacó un enorme cuchillo y –tal como nos avisó el traductor- nos anunció que nos iba a hecr un corte en el cogote, pero que no nos dolería. Alguno tragó saliva, a algún otro se le encogieron –más aún- ciertas partes de su cuerpo. Otros, confiamos que la sangre no llegara al río. Efectivamente sentimos cómo el frío de la hoja del cuchillo nos helaba el cogote… pero en realidad no era la parte del filo sino la otra, la cual iba acompañada de un puñadito de nieve para dar la sensación de que efectivamente nos estaba haciendo un corte.

Finalmente retiró del fuego una jarra que –según dos dijo- contenía leche de reno (me imagino que se refería a leche de “rena” no de reno) y fuimos bebiendo de la misma, y como además estaba calentita, nos entonó el cuerpo.

Cumplida la ceremonia, ya estábamos listos para empezar a competir…

lunes, 7 de enero de 2019

Llegando a nuestro destino


El paisaje que hubimos de atravesar hasta llegar al campamento donde celebraríamos las competiciones, fue bastante variado, por más que la uniformidad blanca hiciese sospechar lo contrario. 
Para empezar tuvimos que cruzarr un río helado, después conducir por enormes planicies, sortear algunos desniveles del terreno (donde alguno volcó), y atravesar inmensos bosques en donde nos hubiéramos perdido irremisiblemente de no ser por los guías que velaban por nuestra seguridad.


sábado, 5 de enero de 2019

Un alto en el camino


A mitad de camino hicimos una parada, no para descansar sino para recrearnos en aquellos maravillosos paisajes y –sobre todo- para cambiar de conductor y que así cada uno de nosotros tuviese la oportunidad de conducir la moto de nieve. Fue también un momento ideal para hacer fotografías y comprobar cómo a alguna chica se le habían congelado las pestañas, y es que aquella climatología no es para presumir y hay que llevar todo bien tapado, hasta la cabeza con el caso protector.

jueves, 3 de enero de 2019

Procesión en la nieve



Con el guía a la cabeza, una tras otras fueron saliendo las motos formando una larguísima hilera. 
Conociendo la idiosincrasia española, los organizadores tomaron sus precauciones y pusieron un guía al final, para que nadie quedase descolgado y otro que iba arriba y abajo, vigilando que no surgieran incidentes… aunque algunos hubo, pero sin más importancia que la de un simple revolcón por la nieve.

martes, 1 de enero de 2019

¡Allá vamos!


Tras unas sencillas instrucciones nos dieron una moto de nieve que debíamos compartir de dos en dos, lo que dejaba claro que la mitad del camino conduciría uno y la otra mitad el otro.

Ya se oía el rugir de los motores, impacientes todos por escuchar la orden de salida que habría de dar el guía… ya que sin guía todos nos hubiéramos perdido en medio de aquella naturaleza virgen vestida de blanco.