domingo, 30 de diciembre de 2018

El paisaje de las Olimpiadas de invierno


Este era el paisaje que nos aguardaba, el que debíamos atravesar primero hasta llegar a la zona donde se desarrollarían las competiciones. El sol se asomaba muy tímidamente sobre el horizonte y debíamos aprovechar esas pocas horas de sol… en fin, quiero decir esas pocas horas de “luz de día”.

La temperatura ya he dicho que era de -20ºC pero el paisaje era espectacular, mucho más de lo que esta pobre fotografía deja entrever. ¿Os imagináis atravesar estos campos nevados? Pues la distancia que debíamos recorrer era de varios kilómetros, aunque afortunadamente no la íbamos a cubrir andando sino…

viernes, 28 de diciembre de 2018

Urogallos finlandeses


Pues sí, estos que veis aquí son urogallos finlandeses… aunque bien es verdad que lo son sólo de adopción. Para participar en estas Olimpiadas nos dividieron en equipos y a mi me correspondió el equipo de los urogallos, formado por visitadores médicos del País Vasco y yo mismo. El urogallo es una de las aves más bellas y representativas de los bosques finlandeses y por consiguiente no podía faltar como nombre de uno de los equipos, ya que todos ellos estaban designados por un animal típico del país: osos, renos, alces, focas, etc.

Esta fue la fotografía del comienzo, muy distinta a la del final… que ya conoceremos más adelante, pero no adelantemos acontecimientos. Allí posando, en la inmaculada nieve, estábamos dispuestos a afrontar una serie de pruebas deportivas… de las que nadie nos había informado. No era, pues, como en las Olimpiadas tradicionales, donde todos los atletas saben en qué disciplina han de competir y se preparan duramente para tal fin; aquí, al contrario, la ignorancia era supina y nadie sabía qué nos tenían preparado…

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Un reportero en las Olimpiadas de invierno


Como responsable de Comunicación, mi misión consistía en ser notario de la actualidad y contar después todo lo que allí sucedía- Perfectamente equipado para resistir confortablemente las temperatura de -20ºC y con mi cámara de fotos colgada al cuello, ya estaba listo para ser testigo de cuanto allí sucediera, porque además esas “Olimpiadas de invierno” iban a ser bastante peculiares.

Viajaba también conmigo un cámara profesional para filmar todas nuestras peripecias y poder plasmarlas en un vídeo al finalizar el viaje. Está claro que tratándose de mi, ese vídeo no iba a ser convencional, sino que buscaría el lado cómico de cualquier situación; pero sobre todo se constituiría en un elemento de motivación esencial, un recuerdo que mantendría siempre vivo en nuestra memoria aquél viaje, incluso muchos años después, tal como así ha sucedido. De hecho, hablando después con algunos de los que participaron en el viaje, reconocieron también que aquél fue el viaje más inolvidable de todos los que realizaron a lo largo de su vida… y en el caso de nuestra empresa las convenciones, lanzamientos, reuniones, etc., buscaban siempre un toque espectacular y distinto que los distinguiera de cualquier otra acción parecida que quisiera emular la competencia.

Pues bien, como reportero de aquél viaje singular… os seguiré contando más cosas…

lunes, 24 de diciembre de 2018

Un poco de trabajo nunca viene mal


Aquél fantástico viaje a Rovaniemi había que justificarlo con un poco de trabajo, a fin de cunetas era el lanzamiento del antihipertensivo Atacand (candesartán) el motivo que nos había llevado hasta allí. Para la sesión de trabajo tuvieron el detalle de hacerla a partir de las cinco de la tarde, cuando la oscuridad ya era total, y así pudimos disfrutar de la visita a la ciudad por la mañana, así como una típica comida.

El marco elegido para esta sesión también fue emblemático, el salón de actos del Ayuntamiento de Rovaniemi, un edificio diseñado por el famoso arquitecto Alvar Aalto. Y si nos veis en esta foto también uniformados es porque en AstraZéneca se cuidaban todos los detalles y cada uno de nosotros recibió una sudadera de color naranja (porque naranja era el color predominante en la campaña de lanzamiento de Atacand.

La arquitectura finlandesa tiene a este arquitecto como su máximo exponente, y el edificio rebosa personalidad, aprovechamiento máximo de la luz, sencillez de líneas, funcionalidad… y lo que es más importante de todo cuando se trata de organizar una reunión: buen sonido, buena visibilidad desde cualquier punto y medios audiovisuales perfectamente organizados.

sábado, 22 de diciembre de 2018

Planicies blancas


Conduciendo nuestras motos de nieve por parejas, recorrimos los campos nevados del norte de Finlandia. Algunos de ellos, al principio, eran inmensas planicies que nos sirvieron de ayuda para familiarizarnos con la conducción de aquellos cacharros, porque después vendría otra conducción más dificultosa serpenteando por los bosques y sorteando las irregularidades del terreno.

A quien no haya conducido nunca una moto de nieve, se lo recomiendo porque es una experiencia placentera, sobre todo cuando vas atravesando campos de nieve inmaculada que antes de ti nadie ha horadado.

jueves, 20 de diciembre de 2018

En camino a las Olimpiadas de Invierno


Como las motos eran para dos personas, nos fuimos poniendo de acuerdo para ver quién conducía primero y quién iba de paquete, teniendo en cuenta que transcurrido un tiempo cambiaríamos las posiciones y así todos tendríamos la oportunidad de conducir. 

Con el guía a la cabeza, una larga fila de motos de nieve comenzó a rugir y se alejó del hotel por campos vírgenes de nieve, y curiosamente una de las primeras misiones fue cruzar el río Kemi que estaba helado, pero eso sí, siguiendo las instrucciones del guía que nos indicó por qué lugar podíamos cruzarlo.

martes, 18 de diciembre de 2018

¡A por las motos!


Después de organizarnos por equipos, con nuestros respectivos dorsales, nos mostraron una larga fila de motos de nieve que –cubiertas de nieve- esperaban para que las pilotásemos; pero para ello era necesario tener primero unos conocimientos básicos, así que escuchamos con atención las instrucciones que nos dio el guía.

En realidad es muy fácil conducir una moto de nieve, ya que es muy fácil mantener la estabilidad (aunque siendo aquél un numeroso grupo de españoles ya se puede suponer que más de uno volcó) y los mandos son tan sencillos como acelerar y frenar. Lo mejor, y más sorprendente, es que las motos llevaban incorporado junto al manillar una especie de manopla por donde metías tus manos enguantadas y te protegían más aún del frío, y por si estos fuera poco, una vez en marcha, el manillar que utilizabas para conducirla se calentaba para mantenerte a buena temperatura las manos.

domingo, 16 de diciembre de 2018

El equipo de los renos


Mira tú por dónde, a mí que tanto me gusta la carne de reno, me dieron un dorsal para formar parte del equipo de los “Renos”. Nos dividieron en equipos y cada uno se colocó el dorsal con el nombre del suyo, correspondiendo todos ellos a nombres de animales típicos de Finlandia: Urogallos, Alces, Lobos…

La verdad es que vistiendo todos iguales y con un casco que nos tapaba la cara, de no haber sido por estos dorsales no hubiéramos sido capaces de identificar a los otros miembros de nuestro equipo, y eso era algo necesario para la competición que se avecinaba, unos muy peculiares Juegos Olímpicos de Invierno.

Como periodista todoterreno, no me separaba ni un solo instante de mi cámara fotográfica, que llevaba colgada al cuello, aunque daba pereza hacer fotos ya que para ello debías quitarte los guantes.

viernes, 14 de diciembre de 2018

El río Kemi y el puente dorado


El río Kemi (o Kemijoki en finés) es el río más largo de Finlandia con 550 kilómetros de curso. Al pasar por Rovaniemi este era el aspecto que lucía, bañado en oro por los rayos del sol. La superficie estaba completamente helada, salvo por algunas zonas donde parecía clarearse el hielo y mostrar un lento discurrir de las aguas bajo él. Ya nos advirtieron que no nos fiásemos porque, salvo aquellos que lo conocen bien y saben por qué zonas se puede caminar e incluso patinar o perforar para hacer agujeros y pescar, los demás debíamos actuar con mucha precaución. Y es que la indisciplina y falta de civismo de los españoles debe ser bien conocida en todo el mundo. No hace mucho leí que en la famosa piedra de Noruega Preikestolen (o “Pulpit rock”) había caído al vació (y lógicamente se había matado) un turista por asomarse demasiado a ese corte vertical de 604 metros sobre el fiordo. La noticia conmocionó a los noruegos porque se trataba del primer turista que se mataba cayendo al precipicio, pero a mí no me sorprendió cuando leí que aquél turista era… español.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Al alba


Comienza un nuevo día. Los autobuses estaban aparcados junto a la puerta del hotel, pero aquella mañana no íbamos a subir a ellos, nos aguardaba otra sorpresa, así que después de desayunar tipo nórdico, es decir, la comida más importante del día, salimos a la calle perfectamente equipados y nos dijeron que camináramos hacia el río… Había que aprovechar las pocas horas de luz y aprovechar al máximo esos pocos pero intensos días…

lunes, 10 de diciembre de 2018

Sábanas blancas


Aquella misma noche, tras cenar en el hotel, no pudimos resistir la tentación de salir a la calle a dar un paseo. Y así es como estaban las calles. Un enorme manto blanco cubría calzadas y aceras, y un mono de neopreno nos aislaba del frío, pero lejos de entorpecer nuestros movimientos, nos permitía caminar normalmente; quizás lo único incómodo (por no estar acostumbrados a ello) eran las botas.

Después, al regresar al hotel, quitarnos las correspondientes capas de ropa, y meternos en la cama en donde un mullido edredón nos cobijaba, cerramos los ojos y nos sumergimos en un dulce sueño. La aventura no había hecho más que empezar.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Cambio de plumaje


Cuando llegamos al hotel de Rovaniemi lo primero que hicimos fue pasar a una gran sala en donde tenían preparada para nosotros la ropa que hay que llevar para salir a la calle y no congelarse. Se trataba de un mono de neopreno que había que ponerse encima de la ropa normal; además nos dieron unos calcetines, guantes, bufanda, y gorro de lana, pero de una lana especial que verdaderamente protegía del enorme frío reinante. ¡Ah, y por supuesto también nos dieron unas botas especiales para caminar por la nieve. Fue sorprendente salir a la calle así vestidos y comprobar que a pesar de las bajas temperaturas no sentíamos nada de frío.

Como periodista encargado de reflejar las peripecias de este viaje, aquí me veis micrófono en mano, dando testimonio del imprescindible “cambio de plumaje” que tuvimos que hacer todos para sobrevivir en tan gélidos parajes.

jueves, 6 de diciembre de 2018

Memorias de un viaje inolvidable


Durante todos estos días quiero compartir los recuerdos de aquél viaje inolvidable que realicé un mes de enero a Finlandia con motivo de una convención en donde se compaginó el trabajo y la diversión. Sé que este blog no es como mis otros blogs “AZprensa” y “Palabras inefables”, que tienen una gran audiencia; por el contrario “La luz horizontal” lo lee muy poca gente, pero eso sí, son personas fieles que sienten al igual que yo un gran amor hacia los países nórdicos o cuando menos una curiosidad por estos países y culturas tan diferentes.

Por pocos lectores que tenga este blog, merece la pena seguir escribiendo en él, en agradecimiento a su interés. Pero seamos sinceros, el primer interesado en escribir y releer lo que aquí aparece soy yo mismo, porque escribir y volver a leer es volver a vivir aquellos momentos. Así que me da igual que “La luz horizontal” tenga pocos o muchos lectores, porque con que tenga uno solo (yo mismo) vale la pena seguir manteniéndolo activo.

Y eso es lo que voy a hacer, lo que estoy haciendo, volocar en este espacio digitil imágenes y vivencias, sensaciones y pensamientos… emociones en definbitiva que despertó mi llegada a estos países. Por cierto, estuve seis veces en Noruega (una de trabajo y cinco de vacaciones; una vez en Islandia (de vacaciones); dos veces en Finlandia (una en invierno de ocio y trabajo y otra en verano de vacaciones); y muchas más (ya no recuerdo el número) en Suecia (una de vacaciones y muchas otras con motivo de trabajo que siempre se acompañó de tiempo libre para el disfrute).

martes, 4 de diciembre de 2018

Pie a… nieve


Lo primero que pisó mi pie cuando aterricé en Rovaniemi fue… la nieve; nieve que cubría por completo la pista de aterrizaje. Después el autobús nos llevó por calles cuyo asfalto estaba cubierto de nieve, hasta el hotel y al llegar, lo primero que pisó mi pie fue… la nieve. Era media tarde y era… de noche. El cielo estaba despejado y la temperatura que nos recibió fue de -20ºC. Nuestros ojos se sorprendían a cada instante con las escenas de esa ciudad cuyas luces iluminaban la noche, es decir, la tarde, en donde el ir y venir de las gentes nos señalaba que se trataba de un día normal, como cualquier otro. Nuestro cuerpo sintió el aire frío pero aún traíamos dentro el calor de España. Nos faltaba aclimatarnos y prepararnos a vivir una experiencia inolvidable…

domingo, 2 de diciembre de 2018

Carnet de conducir renos

Pocos españoles pueden presumir de tener un carnet de conducir... renos! Pues sí, este permiso de conducir trineos tirados por renos lo conseguí en Finlandia en el año 2001, aunque a decir verdad nunca he tenido oportunidad de volver a conducir renos salvo en aquél viaje de un oscuro pero maravilloso enero en el norte de Finlandia.

Este es el documento que me acredita como un consumado conductor... de renos. ¡Ay, si supieran ellos cómo me gusta su carne!