sábado, 30 de marzo de 2019

Europa de noche


Durante los últimos meses hemos venido compartiendo cada dos días mis experiencias en Finlandia, en un memorable viaje que hice a Rovaniemi y Kemi en pleno mes de enero. Pero Finlandia no es mi único país favorito; como podéis contemplar en la cabecera de este blog, tanto Noruega, como Islandia, como Suecia o como Finlandia, ocupan un lugar muy especial en mi corazón. Por esto seguiré compartiendo vivencias y experiencias nórdicas en este blog.
Ahora, y para despedir la narración del viaje a Finlandia, aquí os dejo esta preciosa fotografía del norte de Europa en plena noche, según se ve desde uno de los satélites que orbitan alrededor de nuestro planeta.

jueves, 28 de marzo de 2019

Y dijo el avión: ¿Dónde dices que hay nieve?


Una de las cosas que más nos sorprendió, tanto al llegar como ahora al regresar, fue el estado de las pistas del aeropuerto: completamente cubiertas de nieve helada. Pues bien, a pesar de eso, todos los vuelos despegaban y aterrizaban con normalidad, sin retrasos y sin problemas. ¿Os imagináis qué pasaría en España si algún aeropuerto estuviese así? Sería el caos absoluto, con todos los vuelos suspendidos. Aquí, sin embargo, ese estado de las pistas era lo normal y daba igual que fuese con luz de día o de noche, todos despegaban y aterrizaban sin problemas, incluso los aviones españoles como este de la extinta compañía Spanair que fue fletado por nuestra empresa.

martes, 26 de marzo de 2019

No fue un viaje, sino una experiencia


Nuestra experiencia en Finlandia en invierno fue extraordinaria e inolvidable, pero como todo en esta vida, también aquello tuvo su fin. Ese último día, entregando las llaves del hotel y la ropa térmica que nos habían dado para poder sobrevivir en ese clima, fue el más triste, porque todos hubiéramos querido prolongar más tiempo aquel viaje.
Poco a poco fuimos cogiendo cada uno nuestra maleta, cargada de recuerdos, hasta el autobús que nos llevaría de nuevo al aeropuerto. Aquello no fue un viaje, sino una experiencia y además inolvidable.

domingo, 24 de marzo de 2019

Escribir a Papá Noel cuesta caro


Lo de Papá Noel es un puro negocio. Aunque la entrada a su pueblo es gratuita, resulta imposible salir de allí sin haber gastado algo. Hasta comprar una carta para pedirle los regalos cuesta dinero, y más aún si esa carta la franqueas allí para que llegue hasta España con sello auténtico de Papá Noel. 
Además, el hacerse una foto con él, como niños grandes que éramos, también costaba dinero, y algunos no pudieron resistir la tentación de sacar el niño que llevaban dentro y acurrucarse al lado del barbudo señor mirándolo con ojos tiernos.

viernes, 22 de marzo de 2019

El pueblo de Papá Noel


Al día siguiente nos llevaron en autobús hasta el pueblo donde vive Papá Noel. Era mitad de enero y el pobre Papá Noel había quedado agotado después de repartir tantos regalos, así que agradeció le hiciésemos una visita, sobre todo porque eso era bueno para su negocio. 
En este pueblo hay una enorme tienda de regalos y algunas diversiones en el exterior para grandes y pequeños. 
Si alguna vez vais a visitar este pueblo, hacedlo en invierno, cuando esté completamente nevado; me imagino que en verano, sin nada de nieve, perderá todo su encanto.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Un poco de fuego nunca viene mal


La bebida caliente nos entonó por dentro, pero también había que entonarnos por fuera, así que nos acercamos a las hogueras todo lo que pudimos y como polillas, dábamos vueltas a su alrededor para calentar todo nuestro cuerpo. 

Una vez hubimos descansado un poco, proseguimos nuestro viaje hasta llegar a un magnífico restaurante en donde nos servirían una opípara cena y en donde podríamos beber alcohol ya que el regreso hasta el hotel sería en autobús.

lunes, 18 de marzo de 2019

Campamento Sami en mitad de la noche


Aquél era nuestro destino, aunque no el destino final sino uno intermedio: un campamento Sami en mitad de la nada… de la nada helada. Tan helada que bajamos todos de las motos y fuimos caminando como zombis hacia la hoguera que iluminaba cada una de las tiendas. Allí nos dieron una bebida caliente y energética para reconfortarnos. Mientras la bebíamos y se derretía el hielo de nuestras articulaciones, pudimos curiosear por dentro esas tiendas y comprobar lo dura que es la vida de los pobladores de estas regiones.

sábado, 16 de marzo de 2019

¡Eureka! ¡Hemos llegado!


Después de casi una hora de viaje por la superficie helada (en ningún momento vimos caminos ni luces de casas), en donde el único sendero era el que iban creando nuestra larga hilera de motos, llegamos a nuestro destino. 

Aquí me tenéis dando una cabriola de alegría por haber llegado a nuestro destino, pero ¿cuál era ese destino? Mañana lo desvelaré.

jueves, 14 de marzo de 2019

Guiados por la Luna


Este fue uno de los momentos más bonitos de aquella excursión nocturna: todas las motos en fila y en dirección a la Luna, una Luna que resplandecía en la oscuridad y era lo único que se veía más allá del alcance de nuestros faros. 
En fin, en honor a la verdad hay que decir que en realidad a quien seguíamos era al guía, y a ninguno de nosotros se nos hubiera ocurrido salirnos de la fila para perdernos en aquellos parajes helados, desiertos y en completa oscuridad.

martes, 12 de marzo de 2019

Moteros de nieve


Esta era nuestra segunda experiencia conduciendo motos de nieve, aunque la vez anterior era de día y ahora era de noche. Ahora el frío era más intenso, es decir, debía estar algo por debajo de los -20ºC y la sensación térmica era de más frío aún por el viento. Afortunadamente las motos de nieve estaban perfectamente preparadas para las inclemencias del tiempo y así las manos (que llevábamos enguantas) se introducían en otro guante que formaba parte del manillar y al tocar ese manillas notábamos cómo este tenía calefacción y nos transmitía un agradable calor a las manos.

domingo, 10 de marzo de 2019

Ya rugen los motores


El ruido de los motores de más de cincuenta motos era ensordecedor y parecía querer calentar la noche con su estruendo… pero la noche (en realidad la tarde) no se calentaba ni por esas. 

Nos montamos dos en cada moto sabiendo que a mitad de camino haríamos una parada para intercambiar puestos, y fuimos saliendo en fila india para no perdernos en la noche (o sea, la tarde) helada.

viernes, 8 de marzo de 2019

Motero de nieve con nocturnidad


La siguiente experiencia arrancó en Kemi tras dejar el rompehielos Sampo. 
Nos dividimos en parejas y cogimos nuestras respectivas motos de nieve. 
Como la única luz provenía de los faros de dichas motos, ya que la noche era oscura, el guía nos advirtió que tuviésemos cuidado y no nos separásemos ni desviásemos del grupo que, en fila india, iríamos a un poblado Sami. 
Antes de partir volví a ejercer de periodista para narrar esta nueva aventura…

miércoles, 6 de marzo de 2019

Adiós al rompehielos Sampo


La excursión en el rompehielos Sampo llegó a su fin y nos devolvió a tierra firme, es decir, a hielo firme. 
Pero la aventura aún debía continuar. 
Según salíamos del barco nos dirigimos a una explanada en donde nos aguardaban una larga hilera de motos de nieve. 
Ya las habíamos conducido otro día atravesando bosques helados con la luz del sol en el horizonte, ahora sin embargo sería distinto, porque tendríamos que conducirlas en total oscuridad porque así de cerrada era la noche a las siete de la tarde…

lunes, 4 de marzo de 2019

El diploma del rompehielos



La experiencia de un viaje en un barco rompehielos abriéndose camino entre el hielo del mar Báltico, por encima del círculo polar Ártico no puede olvidarse; para eso están la memoria (siempre que la respete el Alzheimer), las fotografías (siempre que se hayan hecho en digital y con copia de seguridad), el vídeo (siempre que sigan existiendo los DVD o se reconviertan a digital), y… el Diploma. 

Aquí tenéis el citado Diploma que se concedió a todos los integrantes de esta travesía que he venido comentando en estos últimos posts.

sábado, 2 de marzo de 2019

Unos extraños pingüinos


Aunque anden como pingüinos es posible que no sean pingüinos, sino unas extrañas aves, unos auténticos “pájaros de cuenta” que se arremolinan atraídos por su curiosidad ante la presencia de un periodista y un cámara de televisión. Pisando firme sobre el mar helado, a -20ºC por lo menos, y en plena noche (aunque fuesen las cinco o seis de la tarde), pude entrevistar a varios de estos pájaros que me explicaron lo bien que se lo habían pasado bañándose en el mar; pero lo más gracioso de aquél reportaje fue ver cómo caminaban sobre el hielo, en estilo pingüino, cómo chupaban cámara para salir en el reportaje, y cómo aplaudían con sus enormes manoplas en el más puro estilo foca.