Una
vez finalizadas las Olimpiadas de Invierno nos juntamos otra vez por parejas y emprendimos
el camino de regreso hacia el hotel conduciendo las motos de nieve.
Esta vez, a
pesar de lo accidentado del camino en algunos trozos –aunque la mayor parte del
camino discurría por terrenos llanos- no hubo ningún incidente, no sé si sería
porque ya todos nos habíamos familiarizado con el manejo de las motos o porque
el cansancio acumulado no dejaba energía para intentar tonterías…
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