martes, 1 de enero de 2019

¡Allá vamos!


Tras unas sencillas instrucciones nos dieron una moto de nieve que debíamos compartir de dos en dos, lo que dejaba claro que la mitad del camino conduciría uno y la otra mitad el otro.

Ya se oía el rugir de los motores, impacientes todos por escuchar la orden de salida que habría de dar el guía… ya que sin guía todos nos hubiéramos perdido en medio de aquella naturaleza virgen vestida de blanco.

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