A
diferencia de los trineos llevados por renos, los que son llevados por perros alcanzan
mucha más velocidad. En concreto, estos que llevábamos estaban tirados por seis
perros y en el trineo íbamos dos participantes, uno sentado y otro de pie.
Desplazarse
de esta manera por los bosques nevados de Laponia es una de las experiencias
más extraordinarias que existen. Aquí ya no importaba tanto ganar la prueba, es
decir, recorrer el camino en el menos tiempo posible y sin accidentes, sino el
simple hecho de vivir y compartir esa experiencia.
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