El
paisaje que hubimos de atravesar hasta llegar al campamento donde celebraríamos
las competiciones, fue bastante variado, por más que la uniformidad blanca
hiciese sospechar lo contrario.
Para empezar tuvimos que cruzarr un río
helado, después conducir por enormes planicies, sortear algunos desniveles del
terreno (donde alguno volcó), y atravesar inmensos bosques en donde nos hubiéramos
perdido irremisiblemente de no ser por los guías que velaban por nuestra
seguridad.
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