Hay
que señalar que de todas las pruebas que pasamos, la de conducir un trineo
tirado por renos fue la más descansada y relajante (en la imagen, un momento de
aquella competición). Hubo muchas otras `pruebas como carreras de obstáculos en
donde debíamos trepar por una red, subir a un tejado, bajar desde allí sobre un
pequeño trineo de plástico que protegiese nuestro culo, correr a toda velocidad
por un terreno irregular y nevado en donde los pies se hundían hasta la rodilla
en algunos lugares, etc.
Todos
los miembros de cada equipo participábamos, y cada uno de nosotros iba sumando
puntos para su equipo, porque en aquella original e inolvidable Convención, lo
importante era el equipo y los premios no eran para los individuos sino para el
equipo.
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