Otra
de las pruebas de estas Olimpiadas de Invierno, y quizás una de las más
bonitas, fue la de competir en carreras de trineos llevados por perros. El
objetivo era recorrer una distancia determinada en el menor tiempo posible y
–claro está- sin contratiempos. Los jueces, además de enseñarnos las normas,
nos explicaron qué aspectos se iban a puntuar.
Y
así comenzó aquella carrera de trineos y nos vimos en la tesitura de manejar un
espléndido grupo de perros acostumbrados a estas lides.
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