sábado, 5 de enero de 2019

Un alto en el camino


A mitad de camino hicimos una parada, no para descansar sino para recrearnos en aquellos maravillosos paisajes y –sobre todo- para cambiar de conductor y que así cada uno de nosotros tuviese la oportunidad de conducir la moto de nieve. Fue también un momento ideal para hacer fotografías y comprobar cómo a alguna chica se le habían congelado las pestañas, y es que aquella climatología no es para presumir y hay que llevar todo bien tapado, hasta la cabeza con el caso protector.

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