Sobre la mesa fuimos dejando todas las cosas que sacábamos
de la maleta antes de colocarlas algo mejor en los armarios. Mientras tanto, la
luz del día y un sol que daba vida a todas las cosas nos daba la bienvenida y
nos invitaba a salir. Las ventanas sin persianas, sólo unos sencillos visillos,
los radiadores gigantescos y abundantes por toda la casa calentándola las 24
horas del día los 365 días del año gracias al agua que se extrae y canaliza
procedente del centro de la Tierra. Y mil y un detalles en la casa, jarrones,
cuadros... el arte siempre está presente en las casas islandesas.
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