Esta era la vista que se veía desde las ventanas del salón.
A nuestros pies un amplio jardín con césped y árboles y levantando la vista
sobre estos se divisaba una parte de las afuera de Reykjavik. El primer edifico
al frente era una gasolinera que también tenía supermercado, lo que facilitaba
la labor de hacer esas pequeñas compras para el desayuno. Después, a la
derecha, comenzaba el gran parque en cuyo centro está el lago Tjornin. En
apenas unos minutos caminando por la orilla se alcanzaba el centro de la
ciudad.
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