Los tejados de las casas, e incluso de las iglesias como
esta, suelen estar pintados de vivos colores. La razón es muy sencilla: el
necesario y deseado contraste frente a la oscuridad del invierno y a los
numerosos días grises. De esta forma el abanico de colores que se extiende por
los tejados da a la ciudad un aspecto más cálido y amigable. Por otra parte, y
a diferencia de otros países nórdicos, la madera apenas si se utiliza ya que es
un bien muy preciado. Islandia no es un país muy apropiado para que crezcan los
árboles (frío, viento y oscuridad) y por ello no se utilizan apenas en
construcción; sin embargo cada vez es más frecuente ver árboles en esta
hospitalaria tierra de inhóspita naturaleza.
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