Suele tener fama la arquitectura islandesa de ser muy
espartana, sencilla, práctica, sin adornos superfluos; sin embargo en su
capital también podemos ver edificios con estilo y rincones donde arquitectura
y botánica conviven en perfecta armonía.
Este rincón muy bien podría pertenecer a una ciudad cualquiera del continente europeo, sobre todo en un día soleado como este cuando la gente aprovecha para salir a pasear y relajarse en los jardines y rincones apacibles.
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