Ciertamente las 12 de la noche no es una hora muy apropiada
para ir a pasear por el parque; pero ¿y si el sol está brillando en el cielo?
Por eso me apresuré a disfrutar de los parques de Reykjavik y a pasear por los
mismos envuelto en el silencio, pues a pesar de la magnífica luz solar que
iluminaba todo, eran pocas las personas que salían a pasear. A fin de cuentas,
es una ciudad tranquila.
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