Después de casi una hora de viaje por la superficie
helada (en ningún momento vimos caminos ni luces de casas), en donde el único
sendero era el que iban creando nuestra larga hilera de motos, llegamos a
nuestro destino.
Aquí me tenéis dando una cabriola de alegría por haber llegado
a nuestro destino, pero ¿cuál era ese destino? Mañana lo desvelaré.
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