La experiencia de un viaje en un barco rompehielos abriéndose
camino entre el hielo del mar Báltico, por encima del círculo polar Ártico no
puede olvidarse; para eso están la memoria (siempre que la respete el
Alzheimer), las fotografías (siempre que se hayan hecho en digital y con copia
de seguridad), el vídeo (siempre que sigan existiendo los DVD o se reconviertan
a digital), y… el Diploma.
Aquí tenéis el citado Diploma que se concedió a
todos los integrantes de esta travesía que he venido comentando en estos
últimos posts.
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