Al cabo de unas horas de viaje, el barco se detuvo y ante
la sorpresa general los organizadores del viaje nos preguntaron: “¿Quién quiere
darse un baño?”. Nos quedamos estupefactos, así que nos explicaron que el barco
se había parado en alta mar (o en alta hielo como digo en el título de este
post) para que todo aquél que quisiese se bañase en las heladas y oscuras aguas
del mar Báltico. Afortunadamente el “traje de baño” lo proporcionaban ellos y
según nos dijeron nos haría flotar sin peligro en el agua y sin sentir el frío
reinante.
Al igual que muchos, estuve un rato pensándomelo, pero me
di cuenta que si no lo hacía en esa momento seguramente no tendría otra
oportunidad en mi vida para hacerlo, así que me decidí a darme tan singular
baño, para lo cual ni siquiera había que desvestirse, sino sólo ponerse un
traje de goma especial encima de la ropa que llevábamos puesta…
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