Una vez dentro del barco, la diferencia de temperatura
era tan grande que rápidamente había que quitarse el mono térmico.
Después,
entre unas cosas y otras, fuimos tomando asiento y un café reconfortante que
daría paso más adelante a barra libre de todo tipo de bebidas y aperitivos;
pero la aventura no se iba a vivir dentro del barco sino fuera…
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