Como
las motos eran para dos personas, nos fuimos poniendo de acuerdo para ver quién
conducía primero y quién iba de paquete, teniendo en cuenta que transcurrido un
tiempo cambiaríamos las posiciones y así todos tendríamos la oportunidad de
conducir.
Con el guía a la cabeza, una larga fila de motos de nieve comenzó a
rugir y se alejó del hotel por campos vírgenes de nieve, y curiosamente una de
las primeras misiones fue cruzar el río Kemi que estaba helado, pero eso sí,
siguiendo las instrucciones del guía que nos indicó por qué lugar podíamos cruzarlo.
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