Cuando
llegamos al hotel de Rovaniemi lo primero que hicimos fue pasar a una gran sala
en donde tenían preparada para nosotros la ropa que hay que llevar para salir a
la calle y no congelarse. Se trataba de un mono de neopreno que había que
ponerse encima de la ropa normal; además nos dieron unos calcetines, guantes,
bufanda, y gorro de lana, pero de una lana especial que verdaderamente protegía
del enorme frío reinante. ¡Ah, y por supuesto también nos dieron unas botas
especiales para caminar por la nieve. Fue sorprendente salir a la calle así
vestidos y comprobar que a pesar de las bajas temperaturas no sentíamos nada de
frío.
Como
periodista encargado de reflejar las peripecias de este viaje, aquí me veis
micrófono en mano, dando testimonio del imprescindible “cambio de plumaje” que
tuvimos que hacer todos para sobrevivir en tan gélidos parajes.
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