Esta escultura está en el aeropuerto de Oslo y como
podéis ver representa a un hombre lanzando un avión al cielo. Pero es una
estatua y está quieta. Eso mismo me pasó. Tenía que hacer trasbordo y un
carrito de maletas se despistó; para cuando llegó a nuestras manos, el avión
que tenía que llevarnos a Tromso ya había partido. Pero como estaba en un país
donde la educación y el respeto son norma común, no sólo se disculparon sino
que tan pronto aparecieron las maletas nos alojaron en un hotel del mismo
aeropuerto con todos los gastos pagados, incluida la cena. Y, por supuesto, con
un billete de avión para el primer vuelo del día siguiente.
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