El agua se extrae, ya caliente, del centro de la tierra. A
través de estas gigantescas tuberías, se lleva a las ciudades y de ahí a los
radiadores de todas las casas. En tan largo trayecto (varias decenas de
kilómetros) el agua apenas pierde dos o tres grados de temperatura. Esto es
posible gracias a la bien estudiada configuración de dichas tuberías que llevan
un grueso revestimiento interno para evitar que se pierda el calor y de los
87ºC aproximadamente (que es la temperatura del agua cuando se extrae) tan solo
se pierden dos o tres grados, hasta las casas a las que llega a unos 84ºC. ¡Ah! ¡Y se me olvidaba decir que a bajo precio!
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