jueves, 2 de agosto de 2018

Nitrato de Noruega


Durante mi infancia tuve la suerte de vivir en un pequeño pueblo del centro de España (Daimiel, Ciudad Real), un pueblo que vivía básicamente de la agricultura: viñas como cultivo más destacado, pero también cereales, olivos, productos hortícolas, etc. A la entrada del pueblo, en un gran silo para almacenar los granos de cereales, destacaba un gran mural en cerámica anunciando el “Nitrato de Noruega”. Así que, cuando levanté mi vista de niño hacia el cielo pudo vislumbrar el nombre del país que llenaría y colmaría todos mis sueños.

Muchos años después encontré una reproducción de aquél anuncio en el Museo de la Cerámica de Manises (Valencia) y, por supuesto, compré una reproducción del mismo. Lo que vieron los ojos de aquél niño en su infancia, será también lo último que vean cuando partan de este mundo.

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