Este
barco vikingo que navega entre imaginarias olas, siempre me acompaña en los
viajes, colgado junto al retrovisor del coche. Con él recorro entre 20.000 y 25.000
kilómetros y a cada kilómetro recorrido, Noruega llena mi imaginación. Llevarlo
allí, colgado frente a mi vista, alivia mi nostalgia por el país que desde
siempre cautivó mi corazón.
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