Pocas aves hay con un aspecto más simpático que los
Frailecillos (Flugene en noruego y Puffin en inglés). Hace muchos años, mi
amigo Ingar Pedersen me regaló este libro… escrito en noruego. Lógicamente no
entendía nada, pero tenía tantas fotografías que sólo con verlas te enterabas
de cómo era la vida de estas preciosas aves.
Los frailecillos anidan en la costa de Noruegas y,
aunque he viajado seis veces allí sólo pude ver uno disecado en el Museo de
Tromso y otros de adorno en las tiendas de recuerdos para turistas. Pero
¿después de tanto interés por los frailecillos es posible que nunca los haya
visto? No, afortunadamente no ha sido así y unos años después, en 2008 tuve la oportunidad
de verlos y en las mejores condiciones imaginables.
Sucedió en mi único viaje a Islandia y allí, en los
acantilados de Vik pude verlos tan de cerca (apenas un metro) que no tuve ni
que utilizar el teleobjetivo de la cámara de fotos. Estaban a sus anchas,
relajados, haciendo su vida, llevando arenques con el pico hasta sus nidos… y
no sólo no les importaba mi presencia tan cercana sino que hasta parecía que
presumían de su porte frente a mi cámara de fotos.
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