Los Juegos Olímpicos de Lillehammer (Noruega) se celebraron
en 1994. Fue el más importante evento deportivo de invierno celebrado en este
país y llevó el nombre de Noruega y las excelencias de su organización a todo
el mundo. Fue increíble ver la rapidez y eficiencia con que se fueron
levantando todos los estadios e instalaciones necesarias: un palacio de
deportes simulando un barco vikingo boca abajo, otro excavado en el interior de
una montaña…
Igual asombro causó la ceremonia de inauguración, en
donde miles de personas abarrotaban el estadio, al aire libre, con noche
cerrada y 20ºC bajo cero.
La televisión española ofreció resúmenes de aquél
acontecimiento, sin embargo yo pude ver mucho más: la ceremonia de inauguración
completa y otros muchos reportajes, gracias a los video que me grabó y envió mi
amigo Ingar Pedersen.
Una de las muchas curiosidades de aquél evento fue el
exquisito respeto al medio ambiente. Por ejemplo: los platos donde se servía la
comida a todos los asistentes no eran de plástico, sino que estaban hechos de
patata, y una vez utilizados servían para dárselos de comer a los cerdos.
Como no podía ser de otra forma, el Servicio
Filatélico de Noruega dedicó varias series de sellos a este acontecimiento, así
como un precioso libre (ver imagen) donde se ofrece amplia información al
respecto, con abundantes fotografías y –por supuesto- todos los sellos
adheridos mediante estuches protectores a las páginas del citado libro. Los
textos, por cierto, no solo estaban en noruego, sino también en inglés y
alemán, para que todo el mundo pudiera entenderlos (lo digo por el inglés,
claro, porque hoy día sin inglés no vas a ninguna parte, y eso lo saben bien
los noruegos para quienes el inglés es su segundo idioma).
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