Ya
se sabe que las focas viven en el polo norte y están acostumbradas a ese clima,
por lo que no les afecta el frío; sin embargo esta foca, de quejarse de algo,
sería del calor, porque aunque el ambiente parezca muy frío, la verdad es que
estaba unos poquitos grados sobre cero… y además bajo cubierto, dentro de este
museo.
Lo
mejor para las focas que viven así es que siempre están más relajadas, ya que
no hay peligro de que se las coma ningún oso ni ninguna orca. Tampoco tienen
que esforzarse por encontrar comida, ya que se la sirven a diario. Como no
soportan tan bajas temperaturas como las que viven en libertad, no tienen
necesidad de acumular tanta grasa y por consiguiente están más estilizadas,
aunque su musculatura deje mucho que desear por no ejercitarla. Vida cómoda sí
es… aunque aburrida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario