viernes, 3 de mayo de 2019

En el reloj de la iglesia


Sólo eran las once y diez de la mañana de mi primer día en Tromso y así lo reflejaba el reloj de la torre de la iglesia. Siempre me llamaron la atención las iglesias noruegas, incluso las modernas como esta. Y el reloj me estaba indicando que ya podía recoger mi coche de alquiler y ya podía empezar a moverme a mi libre albedrío por toda la ciudad y toda la región. Eso es lo que más me gusta de los viajes, ir a mi aire, sin horarios ni programas preconcebidos; descubrir el país según mi instinto me lleva por uno u otro lugar, aunque claro está que ya me había informado previamente y tenía anotada una lista con algunos lugares de visita inexcusable.

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