jueves, 12 de julio de 2018

Diferencias entre los niños noruegos y españoles


Hace algunos años asistí a un concierto del cantante noruego Alexander Rybak (ganador de Eurovisión con “Fairy tale”) en la localidad de Alfaz del Pi (Alicante) en donde vive una nutrida colonia de noruegos que cada año celebran sus jornadas hispano-noruegas (“Spansk-Norske dager”) con numerosas actividades.

En ese concierto el 95 por ciento de los asistentes eran noruegos y los había de todas las edades: jubilados que viven allí buscando el sol y calor del Mediterráneo; matrimonios que aunque uno de los dos trabaje en Noruega, le compensa residir aquí gracias a la flexibilidad laboral de que gozan muchos de ellos como por ejemplo quienes trabajan en plataformas petrolíferas en el mar del Norte, los cuales tienen dos semanas de trabajo en la plataforma en medio del mar y tres semanas de descanso para disfrutar del sol español; y muchos niños que estudian en el Colegio Noruego de Alfaz del Pi.

En efecto, allí pude ver niños de todas las edades, de tres años, de cinco, de nueve, de doce… daba igual cuál fuese su edad porque todos estaban sentados y en silencio disfrutando del concierto y permitiendo con su respetuoso comportamiento que todos los demás también disfrutásemos del mismo.

Ahí me di cuenta de la enorme diferencia que existe entre los niños noruegos y los españoles. Si hubieran sido españoles habrían estado levantándose de su sitio, gritando, peleándose unos con otros, moviéndose sin parar y sin preocuparles lo más mínimo  molestar a los demás. Hay una palabra que distingue a los niños noruegos de los españoles: “Respeto”.

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