Sucedió
hace muchos muchos años, concretamente el 11 de junio de 1993. Un reportaje de
la televisión noruega, NRK, llamó mi atención. Que ¿cómo estaba viendo yo la
televisión noruega aquí en España? Lo explicaré. Debido a mi pasión por aquél
país, le pedí a un amigo noruego, Ingar Pedersen, que me enviara cintas de
vídeo con reportajes grabados de la televisión. Estaba claro que yo no entendía
el idioma, por lo que difícilmente me iba a enterar de nada; sin embargo le
especifiqué el tipo de programas que quería: aquellos que mostraran costumbres
típicas, reportajes de naturaleza y viajes, etc., es decir, ese tipo de
programas en donde las imágenes hablan por sí mismas. Por mi parte yo le
enviaba regularmente sellos de España ya que él era aficionado a la filatelia.
Fue así como estuvimos durante mucho tiempo con este singular intercambio y fue
así como yo pude ver cada mes una cinta de tres horas de duración con reportajes
de la televisión noruega. Pero volvamos al reportaje en cuestión.
Un loro (“papegøye” en noruego) llamado Rulle hizo
pública aparición en un divertidísimo reportaje. Era imposible contener la
sonrisa viendo y escuchando lo que hacía y decía (aunque fuese en noruego) ese
loro parlanchín. Me recordaba a un loro muy parecido que tuve en mi juventud y
que también era muy sociable y hablaba por los codos como vulgarmente se dice.
Pero pasó el tiempo, tanto como 20 años, y aunque yo
nunca olvidé aquél reportaje, lo cierto era que aquellas cintas de vídeo
dormían en el olvido de un rincón de mi librería. Hasta que un buen día, en el
año 2013 me decidí a ver de nuevo alguna de aquellas cintas y en una de ellas
salió de nuevo el reportaje del loro Rulle. Volvía sonreír al verlo y me
pregunté qué habría sido de él después de tantos años. ¿Seguiría vivo? Sólo
había una forma de averiguarlo: escribir a su propietaria. Pero ¿cómo encontrar
su dirección? Repasé de nuevo el reportaje y pude anotar su nombre, el nombre
del programa y la fecha de emisión… nada más. Difícil lo tenía.
Me metí entonces en la web de la NRK para buscar información
sobre aquél programa y gracias a ello encontré la región donde se había rodado
el mismo: "Dividalen i Troms", esto es, una región cerca de la ciudad
de Tromso. ¿Serían suficientes estos datos? Sólo disponía del nombre de la
persona a quien quería dirigir mi carta y el nombre de la región, algo así como
poner en la carta Pepe Pérez, Valle del Jerte. ¿Tan popular sería aquella
persona como para ser conocida en toda la región? Indudablemente que no. Aun
así lo intenté y le escribí una carta en donde ponía su nombre y
"Dividalen i Troms" como único dirección de destino.
El servicio postal noruego resultó ser tremendamente
eficiente y demostró su profesionalidad habiendo llegar tan peculiar carta a su
destinataria. En aquella carta le explicaba cómo había llegado a ver tal
programa y a visionarlo de nuevo muchos años más tarde, la simpatía que me
había despertado el loro Rulle y mi curiosidad por conocer qué había sido de
él. Por supuesto que la destinataria se mostró divertidamente sorprendida por
tan original historia y me escribió (ahora ya por e-mail a la dirección que le
indicaba en mi carta, ya que tantos años después los e-mail habían sustituido a
las cartas) contándome que Rulle seguía vivo y feliz, que ahora vivía con su
hermano en Tromso y tenía como compañeros a otros muchos representantes del
reino animal: otros loros, pájaros, perros, gatos… y por supuesto mucho cariño.
Desde entonces, sabiendo que el loro Rulle lleva una
vida feliz, yo también me siento feliz.
PD.- Por cierto, gracias a esa carta me enteré que
Rulle no era un loro… sino una lora!
Aquí tienes unos enlaces para que tú también conozcas
a Rulle:
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