Fue una Navidad en Londres. Sin embargo, no hacía mucho
tiempo que había hecho realidad mi verdadero sueño que era visitar Noruega y no
paraba de escribirme con gente de aquél país, coleccionar sellos y conseguir
cuanta información pudiera para conocer mejor su historia, su cultura, su
naturaleza... Por eso, aun estando aquella Navidad en Londres, mi corazón
seguía en Noruega, vestía mi jersey noruego, e incluso cuando visité el museo
de cera no puede resistir la tentación de hacerme una fotografía junto a la
figura del rey Haakon V.
Una tarde fuimos a recorrer Hyde Park, como miles de
turistas. Llevaba mi cámara fotográfica con la que solía sacar fotografías
junto a los principales monumentos o rincones típicos... como todo el mundo.
Pero aquella tarde sucedió algo distinto. Vi a lo lejos una enorme piedra de
granito en mitad del césped, que llamó de inmediato mi atención y sentí el
irrefrenable deseo de acercarme a ella y hacerme una foto. No era nada
especial, ni nada típico. Era una simple mole de granito de forma irregular y
sin tallar; vamos, un pedrusco enorme, redondeado y de unos 3 metros de altura,
situado en mitad del parque. No tenía nada de especial, salvo una larga
inscripción sobre la piedra que no me entretuve en leer. Ya estaba oscureciendo
y aún teníamos mucho que ver, así que no perdí mucho tiempo y me hice la
correspondiente foto, todo orgulloso, junto a esa piedra que no significaba
nada para mí (al menos eso era lo que yo creía).
Ya de regreso en Madrid, llevé a revelar las fotos, las
vi, las ordené, las guardé en el álbum, las enseñé a los familiares... No fue
hasta mucho tiempo después en que –mirando de nuevo las fotos- me pregunté qué
es lo que habría escrito en la superficie de aquella roca. Afortunadamente la
foto era de buena calidad y con
ayuda de una lupa pude descifrar el mensaje. Decía así: “This stone was erected by the royal Norwegian navy and the
Norwegian merchant fleet in the year 1978. We thank the British people from
friendship and hospitality during the Second World War. You gave us a safe
haven in our common struggle for freedom and peace”. ¡Una piedra noruega, un trozo de aquél país en mitad de Londres!
¿Qué impulso me llevó a hacerme una foto junto a esa
piedra? Por supuesto que si hubiese sabido que procedía de Noruega hubiera ido
sin dudarlo hacia allí y me hubiera hecho la foto; pero ni lo sabía ni me di
cuenta hasta mucho tiempo más tarde. Fue como si “alguien” me hubiese gastado
una broma diciendo “estás tan pesado con todo lo de Noruega que ¡toma! aquí
tienes un pedazo de ese país para que te lo lleves de recuerdo”.
Aquél fue el comienzo y poco a poco fui descubriendo la
enorme cantidad de coincidencias que se acumulan sin que apenas nos demos
cuenta. ¿Tan sordos y ciegos estamos que no nos damos cuenta que nos están
llamando? ¿Que nos están alertando? ¿Que nos quieren decir algo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario