miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mis primeros libros


Siempre he sentido una especial atracción por los países nórdicos, un sentimiento muy especial que se remonta a mi más tierna infancia… y desde entonces he ido adquiriendo todo tipo de artículos y lecturas sobre estos países. El primero fue Islandia, cuando era apenas un niños que caminaba de la mano de su padre por las casetas de la feria del pueblo; en vez de pedirle que me comprar un juguete o una chuchería, o que me montara en una de las atracciones de feria, le pedí que me comprara un pequeño librito titulado “Islandia, entre fuego y hielo”. Aquellas tardes de verano, subido en un almendro de la finca, y con los pies colgando sobre el vacío, mi imaginación emprendió el vuelo mágico hacia aquellas tierras del norte sintiendo cómo esos paisajes y esas gentes me resultaban más cercanos que cuantas personas me rodeaban en España.

De mi adolescencia recuerdo (y aún conservo el libro “Suecia, infierno y paraíso”) y comprendí que de infierno no tenía nada sino que –aun reconociendo que no hay nada perfecto- Suecia era un ejemplo de lo más parecido al paraíso en este planeta. Poco después, en mi juventud compré otro libro (que también conservo) titulado “Europa, pecado y virtud” en donde se compara la forma de pensar en diferentes países europeos y –como era lógico suponer- mi forma de pensar estaba más próxima a los países del norte que a los del sur.

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