Es una mañana de invierno, pero esta vez las nubes se
han alejado para dejarnos ver el planeta en todo su esplendor. La mitad de
Europa ya se prepara para dormir y todos han encendido las luces que, como
luciérnagas, llenen de pequeños puntos luminosos la oscuridad. En la otra
mitad, el sol aún permanece.
Esta fotografía tomada por un satélite nos demuestra
cómo todos estamos mucho más cerca unos de otros de lo que creemos. La
distancia que separa a unos países de otros es inapreciable y las fronteras
inventadas por el ser humano no existen.
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