Investigadores
del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas –CSIC- y la Universidad Autónoma de
Madrid) fueron los primeros en describir la composición genética de los virus
presentes en lagos árticos; unos virus capaces de resistir las tremendamente
bajas temperaturas, la ausencia de luz en invierno y los escasos nutrientes de
que disponen para su supervivencia.
Su
trabajo fue publicado en la revista Science Advances y demostraron que la
mayoría de esos virus no tiene similitudes con los de otros ambientes naturales,
ni siquiera con los de la Antártida, adaptados a similares condiciones
climáticas extremas. Hay que recordar que los virus son las entidades
biológicas más abundantes y diversas del planeta, pero al mismo tiempo son los
grandes desconocidos en muchos ecosistemas.
Estos
investigadores estimaron que hay más de 35 millones de secuencias de los
genomas de estos virus. “Nueve de cada diez no tiene parangón con los virus
descritos hasta el momento en diferentes ambientes naturales”, explicó el
investigador del CSIC Daniel Aguirre de Cárcer.
Estos
estudios se llevaron a cabo en colaboración con el Centro Universitario de
Svalbard (Noruega) en lagos del archipiélago Svalbard, a 1.300 kilómetros del
Polo Norte, una de las últimas tierras antes del océano glacial ártico.
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