Se dice que todo hombre ha de tener un hijo, escribir un
libro y plantar un árbol. Yo he tenido tres hijos, llevo escritos ya 26 libros
y... me faltaba plantar un árbol. Aquél deseo se hizo realidad en el más
impresionante de los escenarios, en pleno corazón de Islandia. Este que veis en
la foto fue el árbol que platé aquél verano y la mayor alegría es que ahora,
transcurridos ya varios años desde entonces, el árbol sigue creciendo con
vigor. Algo mío sigue vivo en Islandia.
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