(Noticias de Islandia) A falta de problemas
más importantes en un país que funciona, algo hay que buscar para discutir en
plan amable, y en estas que los islandeses han encontrado un nutritivo motivo
de disputa: ¿Se puede poner piña a la pizza?
Numerosos defensores y detractores de tal
opción ha surgido por millares y
mientras uno alaban el jugoso y fresco sabor que aporta la piña, otros lo
consideran una aberración culinaria. Para colmo, el propio presidente de
Islandia, Gudni Johannesson, ha entrado en la polémica, afirmando que “me gusta
la piña, pero no en la pizza. No tengo el poder de hacer leyes que prohíban a
la gente poner piña en la pizza”. Claro que acto seguido ha reconocido –para
que se vea que se trata de una discusión amable- que “estoy contento de no
tener ese poder”.
Y es que es tanta la variedad de ingredientes
que admite la pizza que cada cual la adapta a sus gustos particulares, de ahí
la dificultad en encontrar consenso. Así, por ejemplo, Johannesson se posiciona
diciendo que “para las pizzas, yo recomiendo el marisco”.
Como se ve, da gusto un país donde el
principal problema al que se enfrenta es el de crear un consenso sobre si la
pizza debe llevar o no piña. Pero en el caso del claro posicionamiento del
presidente del país, esto no le ha hecho perder popularidad, como se ha
demostrado en un sondeo que le concede un 81,4 por ciento de apoyo de los
ciudadanos.
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